
Tatuar es inmortalizar un fragmento del alma
Alberto Mora es un tatuador malagueño especializado en realismo escultórico, destacando por su habilidad para crear composiciones que cuentan una historia personal a través de la pose, la expresión, las grietas, la luz y la textura. Antes de diseñar, mantiene conversaciones con sus clientes para entender los elementos clave que transformarán la idea en un tatuaje. Además, entrega al cliente un cuadro que incluye el diseño y la narrativa que ha dado lugar la composición.
Buenas Alberto. ¿De dónde vienes y hacia dónde vas?
Soy de Málaga, ciudad en la que he crecido, vivido y desarrollado mi carrera como artista. Aquí descubrí el tatuaje, y desde entonces he proyectado mi arte hacia distintos puntos del mundo. ¿Hacía dónde voy? A seguir creando piezas que dejen huella que tengan alma y que trasciendan más allá de la piel.
¿Una frase que te defina?
El arte tiene más sentido cuando despierta algo en quien lo lleva.
¿Cómo empezaste en el mundo del tatuaje? ¿Qué te inspiró a dedicarte profesionalmente??
Empecé a tatuar en 2018, cuando decidí dejarlo todo y marcharme a Noruega, como aprendiz. Allí aprendí lo más básico, desde montar una máquina hasta entender la responsabilidad de trabajar con la piel. Cuando volví a Málaga, entré en Tattoo House, donde gané soltura, aprendí a manejar mi estilo y me curtí como artista. Más adelante, Sergio Fernández confió en mí y me ofreció a formar parte de Seven Tattoo, un estudio referente a nivel nacional. Desde entonces, solo quiero seguir creciendo junto a este equipo y llevar mi arte al máximo nivel.
¿Tenías una base artística previa?
Sí, desde siempre he tenido una conexión con el arte. Me apasionaba el dibujo, la anatomía, la escultura clásica y el estudio del volumen. Esa base me ayudó a entender la composición, el contraste y a desarrollar un estilo con identidad propia.
¿Qué significado tiene para ti el arte de tatuar?
Para mí, tatuar es inmortalizar un fragmento del alma. Es un acto íntimo, simbólico y muchas veces sanador. El arte de tatuar no es solo una técnica, es entender al otro, traducir lo invisible en algo visible, permanente y con sentido.
¿Cómo ha cambiado tu estilo desde tus inicios hasta hoy en día?
Empecé con una base de realismo, pero con los años he ido desarrollando un lenguaje propio, el realismo escultórico. Me inspiro en el mármol, en la textura , en la imperfección como belleza. Ahora mis piezas combinan volumen, dramatismo, simbolismo y un toque emocional. Algunos detalles en color sirven para resaltar el alma de la obra sin distraer del conjunto.
¿Cómo definirías tu estilo de tatuaje? ¿En qué se diferencia tu tatuaje del resto de tatuadores?
Mi estilo es una mezcla de realismo, escultura y narrativa. No me interesa hacer una copia exacta de una imagen, busco crear una pieza única, emocional, que tenga alma. Lo que diferencia mis tatuajes, es esa intención de contar una historia a través de de la pose, la expresión, las grietas, la luz y la textura.
Entregas al cliente una lámina la historia del tatuaje, ¿por qué haces eso?
Cada tatuaje tiene una historia que merece ser contada. El tatuaje habla por sí solo, pero la lámina escrita complementa y eleva su valor simbólico. Es una forma de honrar lo que el cliente ha vivido y recordar siempre por qué decidió llevar esa obra en la piel.
¿Los clientes acuden a ti con las ideas claras sobre su tatuaje o tienes que convencerles sobre cómo enfocar la pieza?
La mayoría de ellos vienen con una emoción, un recuerdo o un deseo. No siempre saben cómo expresarlo visualmente y ahí es donde entro yo. Escucho, interpreto y les muestro como se puede convertir todo eso en arte. Más que convencer, mi trabajo es traducir su historia a mi lenguaje artístico.
¿Recuerdas tu primer tatuaje?
Recuerdo que fue a un amigo nada más recibír la máquina, me costo muchísimo ya que en esos momentos existían muchas inseguridades y muy poca práctica.
¿Qué influencias artísticas (fuera del tatuaje) han marcado tu trabajo?
Principalmente la escultura clásica. Artistas como Miguel Ángel o Bernini me influenciaron mucho por cómo transmiten emoción a través del cuerpo. Me interesa el volumen, la textura, el dramatismo de la luz… Todo eso lo intento llevar a la piel.
¿Tienes algún ritual o proceso creativo antes de comenzar a tatuar?
Más que un ritual es una forma de prepararme. Releo la historia del cliente, repaso cada detalle del diseño y visualizo cómo va a encajar en su cuerpo. Necesito conectar con lo que voy a hacer, entender qué significa para él y para mí. Solo así puedo empezar.
¿Qué importancia le das al diseño previo en papel o digital antes de tatuar en la piel?
Para mí, el diseño previo lo es todo. Es donde se define la intención, el equilibrio y la narrativa de la pieza. Trabajo mucho en digital, pero con un enfoque muy artístico: cada detalle está pensado para que funcione sobre el cuerpo. No improviso sobre la piel, cada línea tiene un por qué.
¿Cómo gestionas la relación con tus clientes durante el proceso creativo?
Escuchar al cliente es la base. Necesito entender lo que quiere decir, aunque no sepa cómo expresarlo. A partir de ahí, interpreto su historia y le propongo una visión artística. No es imponer, es construir juntos algo que tenga sentido para los dos. La confianza se gana desde el primer trazo.
¿Participas habitualmente en convenciones de tatuajes…nacionales, internacionales?
He participado en algunas, pero no es algo que busque constantemente. Prefiero centrarme en cada proyecto con calma, sin prisas ni distracciones. Si voy a una convención, es porque tengo algo que realmente quiero mostrar, no solo por estar.
¿Que artistas han sido tu mayor referente en el mundo del tatuaje?
Me han marcado artistas que entienden el tatuaje como una forma seria de arte. Sergio Fernández ha sido clave por su forma de trabajar y por cómo lidera un estudio con criterio y visión. Carlos Fabra fue un referente para mí desde el principio: ganaba muchos premios, tenía un estilo muy completo, con diseños distintos y bien pensados, y sus tatuajes curaban de forma impecable.
¿Crees que todos los tatuadores son artistas?
No necesariamente. Tatuar bien requiere técnica, pero ser artista va más allá. Es saber componer, entender el cuerpo, transmitir algo. Hay tatuadores con mucha habilidad, pero no todos buscan crear una obra con intención. Para mí, el arte en el tatuaje está en lo que se dice, no solo en cómo se ve.
¿Por qué artistas estás tatuado?
Llevo tatuajes de varios artistas que admiro y con los que he conectado en distintos momentos. Me han tatuado Cristian Fernandez, Manu León, Jose Miguel Duque Medina, Kike Diaz, Hokone, Rubén Pascual Heredia y Carlos Fabra.
¿Practicas otras disciplinas artísticas además del tatuaje?
Sí, me interesa mucho la escultura, especialmente la clásica, y también la pintura. Me ayudan a entender mejor la anatomía, la composición y la luz. Aunque el tatuaje es mi medio principal, todo lo que esté ligado al arte me inspira y me sirve.
¿La mayor “alegría” que te has llevado dentro del mundo del tatuaje?
La mayor alegría ha sido ver cómo mi trabajo puede marcar de verdad a alguien. Cuando un cliente se emociona, cuando siente que su historia está bien representada, eso no se compara con ningún premio. Es ahí cuando todo cobra sentido.
¿Y la mayor desilusión en este mundo del tatuaje?
La mayor desilusión fue darme cuenta de que no todo en este mundo es arte. A veces hay más postureo que profundidad, y no siempre se valora el trabajo serio. Pero también eso te enseña a enfocarte en lo tuyo y a rodearte de gente con principios.
¿Te ves trabajando toda la vida como tatuador? Si no fueses tatuador…¿A que te gustaría haberte dedicado?
Ahora mismo sí, me veo toda la vida vinculado al tatuaje. No sé si siempre estaré con la máquina en la mano, pero sí creando, diseñando o formando parte del proceso artístico. Si no hubiera sido tatuador, me habría gustado dedicarme a algo relacionado con el arte o la creación manual, quizá escultura o diseño.
¿En qué estas trabajando actualmente? ¿Qué proyectos futuros tienes en tu mente?
Ahora mismo estoy centrado en seguir creciendo dentro de Seven Tattoo, desarrollando piezas cada vez más completas y personales. Me motiva explorar nuevas composiciones, trabajar historias potentes y seguir puliendo mi estilo. A futuro, quiero viajar más con mi trabajo, participar en proyectos que me reten como artista y llevar mi forma de entender el tatuaje a otros lugares.
¿Qué consejos le darías a alguien que quiere empezar en el mundo del tatuaje?
Le diría que si realmente le apasiona, que lo haga con respeto. Este trabajo va más allá del dibujo: estás marcando a una persona para siempre. Hay que cuidar al cliente, escucharle, entender lo que quiere decir sin palabras. Lo más bonito de este oficio es ver la ilusión en sus ojos cuando se ven con la pieza terminada. Si te importa eso, si sientes que puedes aportar algo real, entonces este camino merece la pena.
Mil gracias por tu tiempo Alberto.
¿Quieres añadir alguna cosa?
Quiero dar las gracias a todos los artistas que me han acompañado y me siguen acompañando en este camino. Cada uno me ha aportado algo, ya sea con una palabra, un gesto o una pieza. En este oficio uno no crece solo, y tener referentes cerca —tanto por su arte como por su forma de vivir el tatuaje— es algo que valoro muchísimo.